“Mis hijos, por supuesto, tendrán un ordenador algún día. Pero, antes de que llegue ese día, tienen libros.”
Bill Gates
Las nuevas tecnologías en nuestra vida
A la mayoría de los padres y madres les preocupa el uso excesivo de pantallas de sus hijos e hijas. Sin embargo, no debemos demonizarlas, ya que las nuevas tecnologías forman parte de nuestro presente, de lo que se trata es de buscar un lugar sano para las pantallas en la familia.
Las pantallas están aquí y han venido para quedarse. Debemos reconocer que tienen su lado positivo, pero en su justa medida. Es evidente que su uso resulta muy cómodo para los progenitores y que en muchas ocasiones se emplea como niñera digital, pero tenemos que ser conscientes de los riesgos que suponen para un cerebro que se está desarrollando (principalmente hasta los 6 años de vida).
Es obvio que nos encontramos en un entorno digital, por lo que animamos a todas las familias a que cambien el sentimiento de culpa (que muchas veces nos acompaña por haber abusado en algún momento de pantallas) por el de responsabilidad, que nos ayudará a valorar el uso que hacemos de ellas y a cuidar el modelo que estamos proporcionando a nuestros hijos e hijas. Somos ejemplo para ellos, por lo que si aspiramos a que hagan un uso sano de la tecnología debemos empezar haciéndolo nosotros.
La influencia de las nuevas tecnologías en la infancia
La realidad es que los niños y niñas actualmente se encuentran expuestos un tiempo muy elevado a las pantallas, pasan menos tiempo al aire libre y comparten pocos momentos con sus figuras de referencia. Esto conlleva que todo aquello que podrían aprender de la experiencia lo hacen a través de las pantallas, lo cual genera daños en la atención, la concentración, el desarrollo del lenguaje, la capacidad de socialización, el sueño e incluso en la alimentación (ya que ver la televisión mientras se come impide detectar las señales de saciedad de nuestro cuerpo, aprender modales, así como desarrollar lenguaje y normas de cortesía).
Por tanto, las pantallas influyen de manera negativa en el cerebro de nuestros hijos e hijas. Les quitan tiempo y atención. De ello son conscientes los grandes directivos de las importantes empresas tecnológicas y por ello alejan a sus propios hijos e hijas de las nuevas tecnologías durante toda su infancia.
Es importante tener en cuenta que las redes sociales trabajan sobre los centros cerebrales que producen placer, elevando el nivel de dopamina, por lo que la dependencia que generan puede llegar a ser peligrosa. Incluso hay estudios científicos que demuestran que una exposición excesiva y continuada a las pantallas produce el mismo daño que la cocaína en cerebros que se encuentran en construcción.
El empleo de las pantallas
La Organización Mundial de la Salud recomienda que hasta los 2 años la exposición a las pantallas sea cero y de los 2 a los 5 años que sea de una hora diaria como máximo. Mientras que otros expertos recomiendan ampliar la recomendación de exposición cero a pantallas, en la medida de lo posible, hasta los 6 años de vida.
En numerosas ocasiones las pantallas se utilizan para evitar conflictos o simplemente en momentos de espera, privando a los más pequeños de la oportunidad de aprender a autorregularse y dificultándoles que aprendan a tolerar la frustración. Además, debemos tener en cuenta que no se trata tenerles todo el tiempo entretenidos y que a veces el aburrimiento puede llevar a la creatividad.
Por tanto, os animamos a cambiar el uso que hacemos de las pantallas en nuestro día a día. No se trata de eliminarlas por completo, pero sí de que su uso sea puntual en lugar de rutinario.
Rocío Sánchez. Equipo Evolutea.