“Nunca desmotives a alguien que está progresando, por muy despacio que lo haga.”
Platón
El tema de los deberes es uno de los más polémicos entre las familias con hijos e hijas en edad escolar. Tanto en casa como en el colegio es fundamental que tengamos en cuenta la importancia de mantener la motivación de nuestros/as pequeños/as estudiantes y que no perdamos de vista que lo principal es el proceso de aprendizaje y no el resultado.
Los deberes en función de la franja de edad
Es importante empezar señalando que al hablar de la idoneidad de mandar o no mandar deberes, tenemos que matizar en función de la edad de los/as estudiantes.
- En Educación Infantil consideramos que los deberes no tienen ningún sentido, porque los niños y las niñas aprenden a través de las experiencias sensoriales que viven y de las relaciones interpersonales que mantienen. Durante estos primeros años acuden al colegio respondiendo más a la necesidad de trabajo de sus progenitores y no porque ellos/as lo necesiten realmente.
- En Educación Primaria puede haber deberes, pero el tiempo que dedican a ellos debe ir aumentando de manera gradual en función de su edad. A partir del primer ciclo de primaria existe una regla que señala que lo adecuado es ir aumentando 10 minutos de tiempo de deberes por cada curso que se avanza. Es decir, se comenzaría por 10 minutos de deberes en 1º de Educación Primaria, 20 minutos en 2º, 30 minutos en 3º y así sucesivamente. En esta etapa, la realización de pequeñas actividades es positiva para que cada estudiante aprenda a responsabilizarse de pequeñas tareas sin precisar la ayuda de sus progenitores y también para que adquiera el hábito de trabajo.
- En Educación Secundaria, los deberes bien planteados pueden resultar útiles porque hay aprendizajes que se adquieren a base de repetición, como ciertos problemas de matemáticas. Por ello el tiempo que se dedica a los mismos puede aumentar y ser positivo para los/as alumnos/as.
Finalmente, hay que tener en cuenta que no es necesario llenar las agendas de los/a más pequeños/as de numerosas actividades extraescolares que alarguen todavía más su jornada escolar. Es preferible que realicen menos actividades, pero que éstas estén relacionadas con sus intereses personales y no acudan obligados/as a las mismas.
Enseñarles a planificar su tiempo
En muchas ocasiones los/as niños/as temen empezar a realizar los deberes ante la expectativa de que no serán capaces de hacerlos o que les llevará demasiado tiempo y se quedarán sin un rato para jugar.
Una buena organización es clave para que descubran que hay tiempo para todo. Algunas de las pautas que les pueden ayudar son las siguientes.
- Realizar horarios semanales en los que programar la hora de hacer los deberes, pero también el ratito de juego, el cumpleaños de sus amigos o la visita a los/as abuelos/as.
- Tener una tabla de deberes en la que anotar los ejercicios que tienen que hacer cada tarde y el tiempo que calculan que tardarán en realizarlos.
- Terminar con un juego relacionado con los contenidos académicos que están trabajando les ayudará a mantener el entusiasmo durante el rato de trabajo. Aprender jugando les transmitirá el mensaje de que aprender no es algo aburrido.
La importancia de mantener una sana autoestima
Los niños y las niñas que confían en sí mismos afrontarán con mayor seguridad las distintas etapas que irán atravesando en su proceso de aprendizaje. En dicho proceso vivirán éxitos, pero también se producirán fallos. Aceptar que el error forma parte del proceso, contribuirá a mantener su motivación y sus ganas por continuar aprendiendo.
Para mantener el entusiasmo de nuestros hijos e hijas es importante que no les felicitemos solo en función del resultado. Debemos tener en cuenta el proceso y transmitirles el valor del esfuerzo.
Actitud ante las notas
Finalmente llega el momento de recibir las notas de nuestros/as hijos/as y suele ser uno de los que más tensión genera en algunas familias.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que no se trata de una competición para ver quién ha sacado las mejores notas y que los resultados académicos no deben determinar la relación que mantenemos con ellos/as. Debemos mostrar nuestro apoyo incondicional, transmitirles nuestra confianza sin ejercer presión en los resultados.
Es importante cambiar el foco y preguntar a nuestros/as hijos/as y alumnos/as cómo se sienten ante las calificaciones obtenidas, evitando los juicios y valorando el esfuerzo de todo el trimestre.
Rocío Sánchez. Equipo Evolutea
