"El medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos felices."
Oscar Wilde
¿Creéis que hay emociones buenas y malas o positivas y negativas? Probablemente la mayoría haya pensado ¡pues claro!, pero la realidad es que no es así.
Veréis, todas y si, digo TODAS las emociones son funcionales, están para darnos un mensaje y nuestra misión es escuchar lo que vienen a decirnos. Ahora bien, una vez aclarado esto, si es cierto que hay unas emociones que son más agradables que otras.
Por ejemplo, la alegría. Ninguna persona de este mundo se plantea por qué la siente. Claro… a todos nos gusta estar alegres. Sería una emoción agradable y que, por tanto, no evitamos sentirla, ni la juzgamos cuando aparece.
Por el contrario, la ira y la tristeza, por ejemplo, serían emociones desagradables. Desde que somos pequeños, hemos recibido una educación basada en la invalidación de ambas: “no estés triste, venga anímate”, “anda que enfadarte por esto, si es una tontería”, etc.
Con los años todos estos mensajes van haciendo mella y llegamos a un punto en el que nos damos cuenta de que no nos permitimos sentir estas emociones. Y entonces empieza el bucle de pensamientos tipo: ¿pero y por qué me siento así?, no debería sentir esto ahora, soy débil por sentir esto… y nos obcecamos en querer controlar nuestras emociones, cuando siento decepcionaros, pero el ser humano no está capacitado para ello, pues son involuntarias.
¿Qué nos queda entonces? Aceptar que está bien sentir tanto las agradables como las desagradables y aprender a hacer un buen manejo de todas ellas.
Funciones de las emociones básicas
- Alegría: se relaciona con el placer y la felicidad; su función es de refuerzo, es decir, te motiva a repetir eso que te ha hecho sentirte así.
- Tristeza: aparece ante una pérdida o una decepción. Su función es reparadora, te hace reflexionar, pedir ayuda, entre otras.
- Enfado: su función es de defensa; nos hace enfrentarnos ante algo que nos parece injusto, poner límites, etc.
- Miedo: se da cuando estamos ante un peligro real o imaginario; su función es protectora.
- Asco: provoca rechazo y su función, como todas, es adaptativa; en este caso, te hace alejarte, apartarte o rechazar algo.
- Sorpresa: su función es orientarnos ante una situación nueva. La sentimos cuando ocurre algo inesperado.
¿Cómo ir haciendo consciente a nuestro hijx de sus emociones?
Podemos utilizar “el termómetro de las emociones”; un recurso muy útil para su desarrollo emocional y social en el que irán aprendiendo a reconocer lo que sienten y a expresarlo.
Se trata de asociar la temperatura a la intensidad de las emociones. Cuanto más calientes estemos más probable será que explotemos ante una determinada situación y cuanto más fríos, más relajados. Cada vez que el niño comience a sentirse molesto, acudirá al lugar donde se encuentre el termómetro para indicar que su emoción ha cambiado; este será el momento idóneo para poner en práctica estrategias y alternativas para regular su emoción y que no siga aumentando hasta explotar. Si consigue tranquilizarse lo indicará también, moviendo la flecha a la zona fría del termómetro, y si no lo consigue tendrá que indicar que está muy enfadado y va a explotar, para ayudarle a que exprese su enfado de una forma más adecuada.
Por tanto, procuremos tenerlo en un lugar visible que facilite su accesibilidad en caso de necesitarlo. Practicarlo con asiduidad favorecerá su interiorización y el aumento de su gestión emocional de forma progresiva.
Este es sólo un ejemplo de las estrategias que podemos emplear en nuestro día a día, ¡pronto os contaremos más!
Patricia Cuevas. Equipo Evolutea