“No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, más bien enseñadles a superarlas”.
Louis Pasteur
Últimamente nos encontramos con muchos niñxs (y no tan niñxs) que siguen durmiendo en la cama de sus padres. ¿Qué está pasando? ¿Dónde está el problema?
Por lo general, esto señala que hay alguna dificultad que no está siendo bien gestionada. Será fundamental ver qué esconde esta conducta, si hay algún tipo de miedo, si es por celos, control, sentimiento de soledad, sobreprotección por parte de los padres, etc.
Parece que la edad que recomiendan para que duerman solxs varía desde los 3 hasta los 5 años, pero dependerá de la situación y de la familia en particular. Lo importante es ver si nuestrx hijx se estanca en alguna actividad que ya podría ir haciendo de forma autónoma.
¿Qué podemos hacer si insisten en dormir en nuestra cama?
Se puede empezar por buscar alternativas en las que poder dormir juntos (ej.: una siesta) o tener “vuestrxs ratitos”.
Seguidamente hay que empezar a reconducir la conducta:
- Rutina de sueño (misma hora de acostarse, lavarse los dientes, ponerse el pijama…).
- Recurrir a apoyos como lamparitas, peluches, cojín, mascota…
- Hacer juegos en la oscuridad para ir desensibilizándole, como puede ser el escondite, la búsqueda del tesoro, pintar con fluorescente en la oscuridad, sombras chinas…
- Reforzarles y darles seguridad, que vean que vosotrxs confiáis en que podrán hacerlo y en que serán capaces antes o temprano.
- Evitar cualquier exposición a películas de terror, vídeos de miedo o sustos, noticias de guerra o robos…
Durante las primeras noches será necesario hacer una desaparición progresiva de vuestra compañía, es decir, las primeras semanas podemos quedarnos tumbadxs con ellxs hasta que se queden dormidxs, luego quedarnos en una silla cerca de su cama, luego desde la puerta y así sucesivamente hasta que no necesiten de vuestra presencia.
También podéis realizar alguna actividad en su cama que asocien a algo tranquilo, relajante o positivo como pueden ser los mimos, leer un cuento, hablar de vuestro día o contar algún chiste.
¿Y si se levanta en medio de la noche y viene a nuestra cama?
Vuestra responsabilidad aquí es no permitir que duerma con vosotros desde el momento en que empezáis a trabajar este asunto, pues supondría un retroceso del tratamiento. Tendréis que acompañarle, tranquilizarle y esperar en su habitación hasta que se vuelva a quedar dormidx.
Por último, es muy importante que en ningún momento invalidéis su miedo o le restéis valor. Vuestra misión es acompañarles en todo momento y que sientan que estáis disponibles para ellxs si lo necesitan.
Patricia Cuevas. Equipo Evolutea