“A veces la más grande aventura es simplemente una conversación”.
Amadeus Wolfe
Vivimos en una sociedad en constante conexión, pero nos sentimos permanentemente en un lugar diferente en el que estamos.
Sherry Turkle, en su libro “En defensa de la conversación” señala que “La cura para nuestras conexiones fallidas en nuestro mundo digital es hablar”.
Partimos de que a la mayoría de las personas les asusta la soledad, no saben qué hacer si se encuentran solas con sus pensamientos y dejan de prestarse atención a sí mismas. Si dejamos de prestarnos atención a nosotros mismos, ¿Cómo lograremos prestársela a los demás?
Mantener conversaciones reales
Muchos adolescentes de hoy en día evitan mantener conversaciones telefónicas y prefieren intercambiar información a través de mensajes de texto. Esto les permite corregir, modificar e incluso pedir opinión a otras personas sobre lo que van a decir. Sin embargo, se pierden toda la información que nos proporciona el rostro de nuestro interlocutor, su tono de voz y los cambios en su lenguaje corporal. En definitiva, no se produce una conexión real.
Educar en el ejemplo
Para superar las dificultades que supone la dependencia de nuestros dispositivos móviles, debemos educar en el ejemplo desde pequeños. No es suficiente con pedir a nuestros/as hijos/as o alumnos/as que guarden sus teléfonos móviles, debemos hacerlo nosotros/as primero. Casi sin darnos cuenta hemos dejado de mirarnos a los ojos, de conversar sin que haya un aparato electrónico de por medio.
Crear espacios libres de nuevas tecnologías
Acordar tener espacios en los que no se utilicen los teléfonos móviles promueve el hábito de la conversación en el día a día. Se trata de generar un compromiso con la familia, que contribuye a mejorar la capacidad de expresión de los más pequeños, así como su disposición a iniciar diferentes relaciones sociales.
Inteligencia emocional
Muchos docentes observan que la inteligencia emocional debe convertirse en parte prioritaria de su temario. Observan año tras año como la capacidad de empatía de sus alumnos/as se va reduciendo. Para fomentar esta habilidad es fundamental saber escuchar a otras personas y nada mejor para ello que una conversación cara a cara. Es necesario mirar a los ojos de aquellos con los que convivimos para poder desarrollar empatía.
El psiquiatra Daniel Siegel describe la necesidad de un cruce de miradas de la siguiente manera: “Si se repiten decenas de miles de veces durante la vida del niño, estos pequeños momentos de compenetración mutua sirven para transmitir la mejor parte de nuestra humanidad - nuestra capacidad para amar- de generación en generación”.
Consideraciones finales
Para terminar, os dejamos tres sencillas consideraciones que esperamos que os ayuden a entender los cambios que se han ido produciendo en nuestra sociedad, así como qué nos puede ayudar a retomar el arte de conversar:
- Disminuir el tiempo con videojuegos y aumentar el tiempo de lectura contribuye a aumentar la imaginación.
- Salir a jugar al parque fomenta el desarrollo de habilidades sociales.
- El exceso de actividades programadas no deja espacio para la creatividad.
Rocío Sánchez. Equipo Evolutea