"El niño no aprende lo que los mayores dicen, sino lo que ellos hacen."
Robert Baden-Powell
Un uso sano de pantallas en casa
Para ser responsables del empleo de las pantallas que se realiza en nuestro hogar os recomendamos acordar unas pautas para su uso. Toda la familia puede reunirse y elaborar un “plan de pantallas” para que éstas no interfieran en el desarrollo y la vida de los más pequeños y las más pequeñas de la casa.
Tener acuerdos previos sobre el uso de las pantallas en nuestro hogar y establecerlo de manera conjunta con nuestros hijos e hijas va a favorecer su cumplimiento. Participar en la elaboración de la norma es una estrategia que ayuda a que cuando llegue el momento se acate sin protestas ni dramas, ya que no es lo mismo que te impongan una norma que participar en la creación de la misma.
Para la elaboración de dichas normas os recomendamos llevar a cabo una reunión familiar en la que se deben tener en cuenta las propuestas de todos los miembros de la familia y escuchar las opciones de cada uno/a de ellos/as, por muy disparatadas que puedan parecernos en algunas ocasiones.
¿Qué son las reuniones familiares?
Las reuniones de familia son una estrategia muy utilizada en Disciplina Positiva. Éstas suelen dividirse en cuatro pasos:
- Agradecer: comenzar con una ronda de cumplidos favorece la creación de un clima familiar positivo y compartir con aquellos/as que queremos las cosas por las que nos sentimos agradecidos nos ayuda a valorar los pequeños detalles del día a día.
- Lluvia de ideas: proponer opciones para abordar las dificultades diarias, respetando y escuchando cada una de ellas para que todos los miembros de la familia se sientan tenidos en cuenta.
- Establecimiento de acuerdos: tras debatir sobre las mejores soluciones para los temas abordados, se pueden escribir las ideas que la familia decida poner en práctica e incluso firmarlas para que quede constancia de su aceptación.
- Actividad divertida: una buena forma de terminar estas reuniones es realizar una actividad en familia que .permita estrechar lazos y terminar con un sentimiento positivo de cohesión.
Pautas para el empleo de pantallas en la familia
Algunas de las pautas que favorecen un uso responsable de las nuevas tecnologías y que benefician las relaciones familiares son las siguientes:
- Fijar un número de capítulos de dibujos o de partidas de videojuegos en vez de un número de horas de consumo, teniendo siempre en cuenta la duración de los mismos.
- Establecer momentos libres de pantallas, por ejemplo, durante las comidas.
- Fomentar espacios libres de pantallas, por ejemplo, las salidas al campo o a los pueblos.
- Supervisar que lo que van a ver nuestros hijos e hijas es apto para su edad. Debemos saber lo que están consumiendo.
- Ver las pantallas en el mismo lugar en el que se encuentran los adultos, es decir, que no se lleven las pantallas a su cuarto y que los aparatos electrónicos estén en lugares de paso familiar, como por ejemplo el salón.
- No emplear las pantallas como refuerzo o castigo, es decir, no condicionar su uso con la conducta de nuestros hijos e hijas.
- Dar ejemplo. Si acordamos que no haya pantallas para nuestros hijos e hijas durante la comida, los progenitores tampoco deberán comer mirando sus teléfonos móviles.
Cómo actuar en el día a día
Una vez acordadas unas normas básicas, el papel de los progenitores es favorecer que se cumplan con firmeza, pero con amabilidad. Seguramente habrá ocasiones en las que nuestros hijos e hijas no cumplan con los acuerdos a los que se ha llegado previamente. Por ejemplo, no querrán apagar la tele cuando hayan visto los dibujos pautados. En estos casos, debemos validar sus emociones y acompañarles en su frustración, pero mantenernos firmes en el cumplimiento de la norma previamente establecida. Sin embargo, no debemos caer en el exceso de rigidez, hay momentos como cuando están enfermos en los que podemos revisar la norma y hacer excepciones.
Otra situación frecuente en el día a día son las discusiones entre hermanos/as. Suele ocurrir que cada uno/a de ellos/as quiera ver un programa diferente o jugar a un videojuego distinto. En este caso, consideramos que lo más beneficioso es que aprendan a ponerse de acuerdo entre ellos/as. De esta forma aprenderán a gestionar sus diferencias a través del diálogo, a cumplir acuerdos y a tener autocontrol.
Siempre hay que tener en cuenta cada situación concreta, así como las edades y características de cada niño/a, pero en muchas ocasiones es preferible que la intervención de los progenitores sea la mínima posible, confiando en nuestros /as hijos e hijas y proporcionándoles diferentes oportunidades de aprendizaje.
Finalmente, nos gustaría señalar que lo ideal es que cada familia pueda aportar a los niños y niñas un ambiente preparado en el que se sientan integrados en el día a día y en las rutinas familiares. No se trata de llevar a cabo grandes cambios, sino de tenerlos en cuenta y compartir con ellos/as las actividades diarias, como ayudar a preparar la cena, recoger la mesa o hacer la lista de la compra. Y en caso de los/as pre-adolescentes y adolescentes resulta prioritario que mantengan contacto con su grupo de iguales, promover hobbies y diferentes aficiones, y que tengan contacto con la naturaleza.
Rocío Sánchez. Equipo Evolutea
