"Los hermanos no necesitan palabras, tienen su propio lenguaje de sonrisas, guiños y expresiones que pueden socavar cualquier cuento que les estés contando."
Martin Luther King Jr.
¿Qué son los celos?
Para empezar debemos aclarar que los celos son una emoción completamente normal que se da en todos los seres humanos a lo largo de las diferentes etapas de la vida. Sin embargo, cuando hablamos de esta emoción solemos darle una connotación negativa. Por ello, es importante aclarar que no existen emociones buenas o malas, sino agradables o desagradables.
Podemos definir los celos como un miedo real o imaginario a perder a un ser querido. En la primera infancia suele referirse a la madre y es frecuente que se produzca ante la llegada de un nuevo hermano, de una mascota a casa o ante las muestras de amor entre los progenitores.
No hay nada que podamos hacer para evitar que alguien sienta una emoción, porque es suya y tiene todo el derecho del mundo a experimentarla con libertad. Por tanto, no se trata de evitar que los/as niños/as sientan celos, sino de acompañar su emoción y ayudarles a regular su intensidad cuando ésta es tan elevada que les desborda.
Acompañar los celos
Detrás de muchos enfados o rabietas de los/as más pequeños/as puede encontrarse ese miedo a perder la atención y el cariño de su madre. Ante esta conducta, nuestra recomendación es acercarnos desde la escucha activa, reflejando lo que están sintiendo y acompañándoles para que aprendan a poner palabras a las emociones que están experimentando.
Debemos ser conscientes de que la agresividad es un mecanismo de defensa que sale cuando nos encontramos en peligro, pero debajo de ese enfado puede encontrarse otra emoción como es el miedo.
Si enseñamos a nuestros/as peques a identificar y expresar aquello que sienten, les estaremos ayudando a canalizar sus emociones. Validar aquello que sienten les hará sentirse tenidos/as en cuenta y comprendidos/as y, aunque el enfado seguirá presente, la intensidad del mismo irá bajando.
¿Celos o envidia?
A veces percibimos celos y envidia como una misma emoción. Y, aunque en algunas ocasiones pueden ir unidas, no son lo mismo.
Los celos se refieren a la pérdida del amor o la atención de alguien. Sin embargo, la envidia se produce por desear lo que otro/a tiene. Tener celos o envidia en un momento puntual no te convierte en celoso o envidioso. De nuevo se trata de emociones legítimas que debemos permitirnos tener. Recordemos que todas las emociones son válidas, pero no todos los comportamientos lo son. Por tanto, los límites que debemos poner irán encaminados a mantener la seguridad de nuestros/as niños/as, evitando que se hagan daño.
Conflictos entre hermanos
Podemos ver los conflictos como algo negativo e intentar evitarlos a toda costa (algo imposible) o como una oportunidad de aprendizaje a través de la que enseñar a nuestros hijos e hijas a gestionar los desacuerdos que surgen en el día a día, generando diferentes recursos y habilidades sociales para ello.
Para evitar ser los jueces de los comportamientos de nuestros/as hijos/as resulta muy útil recordar que cuanto menos intervengamos, mayor será su aprendizaje.
Algunas recomendaciones:
Si se producen conflictos por la atención de los progenitores:
- Es importante aceptar y validar las emociones de cada miembro de la familia.
- Debemos evitar las comparaciones entre hermanos/as.
- Pasar tiempo especial con cada uno de ellos por separado.
Si se producen conflictos por la propiedad:
- No buscar culpables y no tomar partido. Cuando mediamos en un conflicto debemos intentar ser imparciales, es decir, recoger lo que ha ocurrido y devolvérselo para que ellos sepan buscar una solución.
- No obligarles a compartir.
- Fomentar los juegos en equipo y la cooperación.
- Confiar en su capacidad para resolver los conflictos y promover la búsqueda de soluciones.
Finalmente, debemos recordar siempre a nuestros hijos e hijas que cada uno de ellos es especial y diferente al resto, un miembro único y valioso de la familia.
Rocío Sánchez. Equipo Evolutea